Después de realizar un ejercicio
descriptivo de la institución donde laboro, a partir de la vinculación de las
TIC en el proceso educativo, y de llevar a cabo la aplicación de instrumentos
(encuesta y entrevista) con las estudiantes y profesores de Educación Inicial y
básica primaria, para determinar el conocimiento, el uso y la aplicación que
hacen ambos de las TIC en el proceso de enseñanza (profesores) y aprendizaje
(estudiantes). Y después de ampliar el horizonte conceptual frente a las
diversas posibilidades que ofrecen las TIC aplicadas a la enseñanza, la
didáctica y la evaluación, deseo hacer una propuesta-proyecto que vaya en el
orden de la formación docente en la competencia de las TIC como apoyo didáctico
a la práctica pedagógica.
Dos realidades del panorama institucional son las que me motivan a plantear este proyecto. La primera, el uso que las estudiantes (entre 8 y 11 años) hacen de las TIC en sus casas para la comunicación, la información y el aprendizaje. Las
estudiantes a pesar de su corta edad le han dado un carácter educativo a las
TIC. No obstante, aunque para su edad es comprensible que sean sujetos
consumidores de información, es necesario ir orientando esa primera condición
para que también realicen procesos de meta-cognición y le puedan dar utilidad
al conocimiento compartido a través de la red. El profesorado y los padres de
familia juegan un papel determinante en este proceso, de ahí que su competencia
en el uso de las TIC debe estar por encima del que tienen las estudiantes.
Algo que pueden implementar los
profesores para generar el proceso meta-cognitivo de las estudiantes es la
motivación en la creación de Entornos Personales de Aprendizaje, PLE (Castañeda
y Adell, 2013). Esto permite que el estudiante pueda acceder a fuentes de
información clasificada (coherente, comprobada y actual) que le ayudarán a
enriquecer la consulta, el conocimiento y por ende el proceso de aprendizaje.
Los profesores han de ayudar a enriquecer estos entornos virtuales de sus
estudiantes con producciones virtuales propias que ellos comparten desde sus
propios PLE (Casquero, 2013).
La segunda realidad institucional que motiva a esta propuesta, es la
poca competencia que el profesorado tiene frente al uso de las TIC como
referente pedagógico y didáctico para el proceso educativo. Aunque un porcentaje considerable reconoce que las TIC tiene sus bondades
para el ejercicio de enseñanza y aprendizaje no le dan el uso respectivo.
Concebir las TIC como apoyo para el proceso de enseñanza y aprendizaje no es
suficiente, es necesario comprender su riqueza teórica y práctica. Dos aspectos
son el resultado de esto: (a) La falta de
un programa de formación docente institucional para la integración de las TIC
en la práctica pedagógica y (b) la falta de espacios con recursos tecnológicos
en la institución.
No obstante, aunque el profesorado
cuente con esas alternativas, las instituciones educativas no pueden dejar de
lado la capacitación para su personal. Ya que si una institución quiere
enriquecer su proyecto educativo debe orientar a sus profesores hacia metas comunes
que unifiquen estilos, estrategias y recursos. Y si la tendencia hoy es hacia
una educación expandida (Barbero y Otros, 2009) gracias al uso educativo de las
TIC, entonces debe existir un programa de formación para docentes en este
recurso.
Ahora, la propuesta no consiste en realizar
una capacitación en el manejo de dispositivos tecnológicos sino en una
formación integral que tenga como referente el modelo TPAK (Koehler y Mishra, 2006),
donde la integración de TIC, pedagogía, conocimiento y estrategias permitan
darle un uso educativo a la tecnología por parte de los maestros. Ya que como
diría Mishra y Koehler (2006), “saber
como utilizar tecnología no es lo mismo que saber cómo enseñar con tecnología”.
De ahí entonces que el propósito sea desarrollar la competencia –a partir del
conocimiento y uso- de las TIC como estrategia pedagógica y didáctica y no solo
como herramienta.
La institución ha de propiciar entonces no solo un programa de formación
en competencias TIC sino también en consolidar una infraestructura (espacios,
dispositivos, internet) que permite tanto a profesores y estudiantes
interactuar con el saber de ambos así como del mundo en el aula de clase.
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