¿Qué
cambios deben aplicarse sobre la Educación para adaptarse a las necesidades
sociales, económicas y tecnológicas del siglo XXI?
Sin duda alguna la
tecnología digital y de la información domina el mundo actual. El conocimiento
de la humanidad ha pasado a la red para convertirse en información y por ende
en medio para el conocimiento y el aprendizaje. En ese sentido, nadie se puede
escapar del mundo digital o al menos no quien tenga cualquier dato personal que
pueda ser sistematizado.
Dado el hecho de que la
sociedad de la información se ha convertido en medio educativo, la escuela no
puede negarse a incluirla en su sistema educativo como instrumento pedagógico y
didáctico. Por el contrario, debe apropiarse de él, asumirlo como medio para
prolongar el proceso de aprendizaje e incentivar a los estudiantes en el
desarrollo de su creatividad (Robinson).
Por sus características
educativas, la inclusión de las tecnologías de la información en la escuela no debe
ser un proceso traumático, por el contrario, ha de ser la posibilidad para proyectar
desde la escuela las diversas maneras de aprender existentes y permitir que el
estudiante aprenda a través de otros medios de manera colaborativa
(Burbules).
En ese sentido, el
cambio de la escuela a la hora de incluir las TIC debe girar en torno a la
manera como ha sido concebido el aprendizaje y la enseñanza. Los maestros han
de tener claro que ya no solo se aprende en la escuela, por fuera de ella se aprende
y se comparte el conocimiento, y en ocasiones de manera más efectiva que en el
salón de clase. De ahí entonces que el cambio debe ser estructural, mental y
pedagógico.
¿Qué
papel jugarán los profesores, las familias y los propios estudiantes en este
reto?
De la misma manera como
el proceso de vinculación de las TIC a la escuela no puede ser traumático, pues
ya estamos sobre la marcha de un proyecto que no tiene revés, de la misma
manera han de asumir su rol todos los involucrados en el uso de las TIC como
canal para el aprendizaje. En ese sentido, los roles deben estar caracterizados
por la necesidad de aprender y no de consumir.
Es así como el maestro
del siglo XXI está llamado a apoyarse en la tecnología digital para crear
ambientas de aprendizaje que le permitan conectarse al mundo de la información
pero sin perder el contacto físico que humaniza a ambos. Resulta
impensable que en un tiempo digital dicho instrumento no se utilice para
acercar el mundo del conocimiento a la clase, al aula, al estudiante.
Pero el conocimiento
–convertido en información- no puede estar solo en la escuela, limitarlo a este
espacio es perder multitud de oportunidades para aprender. El concepto de
aprendizaje ubicuo (Burbules) elimina la posibilidad de que el aprendizaje solo
se pueda dar en la escuela, de ahí que por el uso de la red de información
digital éste pueda ser llevado a todas partes y a su vez construido
colectivamente y compartido.
Ahora, si el
conocimiento de la humanidad camina con las personas, es necesario que
maestros, familia y estudiantes tomen conciencia de ello y replanteen roles,
concepciones y posturas frente al conocimiento, el aprendizaje y sobre la
manera como este se construye, se aprende y se comparte. Porque aunque la
educación esté referenciada a un espacio, finalmente ella no es nada sin el
aprendizaje, por eso si no hay aprendizaje no hay educación (Robinson).
¿Cómo
debería ser la educación del siglo XXI?
Aunque la tecnología
parece desbordarnos y hasta en ocasiones asustarnos, es conveniente indicar que
ella y sus avances no solo van de la mano de intereses neoliberales y
manipuladores. Filósofos de la educación en el campo de lo virtual, están
pensando la manera como la educación puede seguir saltando al mundo digital. De
ahí la propuesta de Jesús Barbero, quien utiliza el concepto de educación
expandida para referirse a la posibilidad de la educación en cualquier momento,
en cualquier lugar.
Educación expandida no
es más que la toma de conciencia frente a la posibilidad de aprender y enseñar
por medio de la red; de los símbolos, de los saberes que se construyen a cada
instante. En atención a este concepto, los maestros estamos llamados a dos
cosas: Una, seguir dando una reflexión pedagógica sobre la educación impulsada
desde el mundo virtual; y la segunda, emplear las TIC para la dinamización de la
enseñanza y el aprendizaje, ya que los estudiantes de este siglo son nativos
digitales. De ahí entonces que los maestros estemos llamados a disminuir la
brecha entre nativos (ellos) y migrantes digitales (nosotros).
Reflexione
nuevamente acerca de cómo se da la relación entre educación y TIC en su
contexto pero ahora teniendo en cuenta los planteamientos planteados en estos
recursos.
Mantengo el principio
de reduccionismo y la carencia de políticas institucionales sobre el uso
pedagógico y didáctico que los maestros deben hacer de los espacios tecnológicos. Y reafirmo la necesidad de una formación docente sobre la vinculación de las
TIC a la escuela, para que de esa manera se disminuya la brecha entre estudiantes
que hacen uso de las TIC desde una necesidad de consumo y los maestros que aún
no saben emplearla.
Estoy de acuerdo en la importancia que planteas de que el maestro del siglo XXI esta llamado a apoyarse en las TIC, pero también creo que es importante el carácter pedagógico que estas aportan. Es decir, en nuestra reflexión por la enseñanza se deben incluir, casi que de mansera obligatoria, las TIC y, no solo porque nos ayudan agilizar procesos, sino porque son el medio que más se adapta a las exigencias actuales de la sociedad.
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